





En el corazón del Parque Natural de las Arribes del Duero, esta ruta circular desde Sobradillo nos conduce a dos de los saltos de agua más impresionantes del río Morgaez, pequeño afuente del río Águeda: el Cachón de la Diabla y el Cachón del Berrido.
El recorrido atraviesa un paisaje modelado por el agua y el granito, entre paredes de vértigo, bosques mediterráneos y zonas de chumberas que sorprenden por su exotismo.
Durante el trayecto, los miradores naturales ofrecen vistas espectaculares del Cañón del Águeda, uno de los rincones más salvajes y menos conocidos de Las Arribes. Es una ruta perfecta para quienes buscan combinar naturaleza, fotografía y un toque de aventura.
Ruta del Cachón de la Diabla y Cachón del Berrido – Sobradillo (Arribes del Duero)
El camino comienza junto al Castillo de Sobradillo, esa fortaleza de piedra que desde hace siglos vigila el horizonte agreste de las Arribes del Duero. Desde sus almenas, el paisaje se abre en un mosaico de encinas, jaras y olivos, y al fondo, el rumor del río Morgaez, un afluente del río Águeda parece llamarnos hacia las profundidades del cañón.
Descendemos por caminos de piedra y senderos que serpentean entre muros de granito. Poco a poco, el terreno se vuelve más salvaje, más puro, hasta que el murmullo del agua se transforma en un rugido. De pronto, ante nosotros se despliega el Cachón de la Diabla, una cascada que cae con fuerza entre las rocas, como si el propio Duero hubiera abierto aquí una herida brillante. La humedad, la bruma y el eco del agua llenan el aire de vida.
Siguiendo el curso del río, el sendero continúa entre bancales y viejos almendros. A lo lejos, el paisaje se va estrechando, y el cañón nos conduce hasta el Cachón del Berrido, más escondido, más íntimo. Aquí el agua cae con elegancia, en un salto que refleja la calma y la fuerza de estas tierras fronterizas.
Las Arribes del Duero son así: un territorio de contrastes, donde la piedra y el agua se enfrentan desde hace miles de años, tallando un paisaje que emociona a quien se detiene a mirarlo con calma.
De regreso a Sobradillo, el castillo vuelve a aparecer en lo alto, recordándonos que en cada rincón de estas tierras hay historia, silencio y naturaleza en estado puro.
Quedamos a las 09:00 horas
Llegamos sobre las 16:30 horas











